Enferma de amor CAP.10 FINAL

¡Feliz día de todos los Santos!


¿Tenéis por costumbre encender las típicas velas rojas en casa?
Yo desde que no vivo con mi madre, no. Ella siempre lo ha hecho, pero a mi me parece una tontería.

Bueno, como os dije, ayer fui al gine. Y como siempre, el cachorrín no se dejó ver la cara completa. Se auto-castiga mirando a la pared. *Risas* El ginecólogo dice que siempre que vamos nos hace lo mismo. Pero bueno, al menos está todo bien. El niño es un señor karateka y le encanta el laccao. (El laccao es el batido oficial de Mallorca, no es como el cacaolat ,ni mucho menos xD). Aquí os dejo una fotito de mi gordi el auto-castigado.

Bueno,os dejo con el último capítulo de Enferma de Amor. Espero que os haya gustado la historia. Veremos con que os sorprendo próximamente. ^_^

Capítulos anteriores: 

Enferma de amor 1

Enferma de amor 2

Enferma de amor 3

Enferma de amor 4

Enferma de amor 5

Enferma de amor 6

Enferma de amor 7

Enferma de amor 8

Enferma de amor 9

Capítulo 10

Sus ojos eran como los de un felino a punto de atacar a su presa. Se levantó de la cama y me puso contra la puerta del baño. Sentí sus manos acariciándome el cuerpo, sus labios rozando mi cuello y haciéndome estremecer. Supe que en ese momento ya no había vuelta atrás, iba a ser suya. Me agarré a su cuello y el me agarró del culo y rodeé con mis piernas su cintura. Me llevó hasta la cama y pude sentir su erección en mi cintura. Susurró palabras de amor y pronto estuvimos unidos, juntos. Fue delicado, entró despacio, pero sabía que se estaba controlando mucho. Poco a poco fue acelerando el ritmo hasta tal punto que los dos dimos un grito de pasión. Me besó con ternura, pasión, rápido y lento... Era como una montaña rusa de emociones.

-¿Estás bien?-Dijo poniéndose a mi lado y besándome el pelo. Notaba su respiración en mi cabeza.

-Nunca he estado mejor en mi vida.TE QUIERO,TE QUIERO,TE QUIERO...-Dije besándolo y abrazándolo.

-Yo te quiero mas...Créeme.

-¿Porqué hoy?¿Porque ahora?-Quise saber.

-Porque lo nuestro va en serio ,porque para mi ya eres mi mujer y te respeto como tal.

Suspiré y me apreté para sentirlo y poder sentir su olor, estaba impregnada de él. Él me abrazaba fuerte y me sonreía. En ese momento, sonó su móvil. Era su padre. Quería que fuésemos a su casa a comer. Él le dijo que si, preguntándome antes si me apetecía. Nos duchamos y nos vestimos, pero todo había cambiado, ahora me sentía mas unida a él. Sentía que estar sin él me asfixiaba. Llegamos a la casa de sus padres y fuimos a la parte trasera donde había un jardín enorme, cuando vimos a sus padres, sentados en una mesa, vimos también a una chica rubia. Miré a Izan esperando alguna señal por su padre, pero su cara se había quedado pálida y su madre lo miraba con horror.

-Buenos días.-Dijimos los dos.

-Buenos días.-Respondieron.

-Hola, Marina.- Era la chica de la boda.

-¡Izan!n-Dijo la rubia colgándose de su cuello.- ¿Cómo estas?

-Estoy bien.- Dijo apartándola de su lado. -Esta es mi novia, Alex.-Hizo caso omiso a la presentación y se colgó de su brazo. Al principio me sentí un poco tonta, pero no iba a dejar que esa lagarta se enganchase a MI novio.

-¿Te importa? Es mi novio, no el tuyo.

La madre de Izan, me miró y sonrió. Un punto más a mi favor. El padre, sin embargo, no cambió la cara. Seguía mirándome raro. Me sentí incómoda e Izan se dio cuenta y él y su padre se levantaron con un simple gesto y se marcharon al despacho. Marina, era la chica que fue con Izan a la boda. La ventana del despacho estaba abierta y se oían los gritos.

“...¡me da igual lo que tú pienses! ¡Eres el futuro Conde! ¿Crees que voy a dejar que te cases con esa chica?

- ¡NO ME IMPORTA LO QUE TÚ QUIERAS! ¡ES MI VIDA! -Escuché la voz de Izan, gritando de rabia. -¿TENIAS QUE TRAER A MARINA?

- ¡ES MUCHO MAS CONVENIENTE!

- ¿CONVENIENTE PARA QUIEN,PAPÁ? ¿PARA TI? ¡CLARO,SOLO PIENSAS EN TI!

-¡PIENSO EN TU FELICIDAD!

-MI FELICIDAD ES CON ALEXANDRA, SI TÚ NO LO ENTIENDES NO ME IMPORTA. NO ERES TÚ QUIEN VA A CASARSE CON ELLA,¿VALE? ASI QUE NO ME DIGAS LO QUE PUEDO O NO PUEDO HACER CON MI VIDA.

Escuché que alguien salía dando un portazo y pronto vi a Izan acercarse. Me levanté y su madre también, mientras que la rubia estaba sentada y no decía palabra.

-Mamá, cuando quieras estas invitada a venir a casa, no creo que vuelva a pasarme por aquí. -Dijo intentando sonar tranquilo, pero se le notaba enfadado. Me agarró y dijo en dirección a Marina:- No sé para que has venido, sabes que no quería verte. Olvídate de que existo. Alex, coge el bolso. Nos vamos.

-Alicia... Ha sido un placer, espero verte pronto. -Dije agarrando a Izan.

-Claro, cariño. -Nos despedimos con un beso y nos marchamos.

Al entrar al coche,Izan se explicó:

-Mi padre nunca te ha aceptado. Me ha intentado acercar a Marina siempre. Quiere que me case con alguien de “sangre azul”.- Dijo enfatizando esas palabras.- Siempre quiso un matrimonio por conveniencia, pero siempre me negué. Eso fue lo que nos hizo pelearnos. Pero eso no supone ningún problema, ni para mi, ni para ti. ¿De acuerdo? Te quiero.

-Yo también te quiero, pero no quiero que estés enfrentado con tu padre...

-Se arreglará, te lo prometo.- Bajamos del coche y entramos a su casa.-Tengo algo para ti.

-¿Ah, sí?

-Sí, esta noche te lo daré. ¿Te apetece ir de compras?

-¡Claro! Tengo que fundir la tarjeta de crédito... -Dije abrazándolo.

Fuimos a una tienda unisex. Izan se compró un traje y yo elegí un vestido de seda azul, del mismo color que mi ojos y unas sandalias de tacón negro.

-Son casi las ocho. Tenemos reserva en un restaurante. Vamos a vestirnos.- Dijo Izan al llegar a casa.

Me fui al baño y miré el vestido que me había comprado. Era tan bonito que me daba miedo ponérmelo. Izan había insistido en pagármelo y cuando no me había dado cuenta y había pasado su tarjeta de crédito. Al principio, me molestó un poco, pero luego tuve que aceptarlo. Me vestí, me puse los zapatos y me puse un poco de maquillaje, pero no se notaba apenas. Un poco de perfume y lista. Salí del baño y lo vi, vestido con su traje y me volvió a dar vértigo.

Cuando bajamos al salón, me dijo que no aguantaba mas. Sacó una caja pequeña de su bolsillo. Cuando supe lo que era casi me desmayo.

-Alexandra Cornelli, ¿quieres casarte conmigo?

-¡SÍ!-Dije lanzándome a sus brazos para besarlo.

Dos meses después...

Tras una boda, preciosa en la playa, nos juramos amor eterno. Lo que él no se esperaba era que nos habíamos regalado algo que los dos anhelábamos con toda nuestra alma:

-Ahora que estamos juntos se que nadie, ni nada podrá separarnos. Y las cosas con mi padre parecen más calmadas.

-Sí, y ahora todavía mas...

-¿Más? -Preguntó sin entender.

-¡ESTOY EMBARAZADA!

FIN