domingo, 15 de enero de 2017

Mi desaparición Parte 2

¡Hola amores!


Lo sé, ahora no soy muy constante, pero intento retomar mi vida donde la dejé. Es decir, para mi, estas últimas semanas, han sido muy duras y vamos a continuar. Si no has leído el principio y quieres leer mi testimonio: Mi desaparición Parte 1

Ya que hasta que me desahogue del todo, aun queda un poco. Bien, os conté que estuve en la UCI. Obviamente, allí no pude ver a mi pequeño. Por lo que el primer día que desperté ahí, me sentí morir. Me habían alejado de mi bebé, de mi marido y de mi madre. Y en ese momento, realmente les necesitaba mucho, más que nada por el terror, pánico... No sé, en ese momento sentía muchas cosas. Las enfermeras entraban y salían constantemente. Mi tensión estaba un poco más controlada, pero aun seguía alta. Estaba conectada a una vía que iba directa a mi corazón, las llaman bombas, porque cada "x" tiempo, va soltando pequeñas dosis. Intentaban que no me muriese, pero alejada de todo y de todos, yo me sentía en otro mundo. Era muy duro, sobretodo porque habían dos visitas al día, pero para los acompañantes, no era agradable.

Yo soy una persona que normalmente, le gusta estar sola y soy muy independiente. Pero en ese momento, lo único que quería, era que mi familia estuviese ahí. ¿Y si los médicos no podían hacer nada? ¿Y si no conseguían controlar la eclampsia? Muchos casos fallecen y claro, yo tenía el móvil cerca y leía cosas... Demasiadas. El primer día, vino uno  de los médicos, el neurólogo. Mi problema es que la eclampsia me había atacado directamente al cerebro. Entonces recordé que justo antes de subirme a la UCI, me habían hecho un TAC. Por suerte, todo había salido bien y en mi cerebro solo había un pequeño edema que se reabsorbería solo. ¿La verdad? Eso me asustó. ¿Un daño cerebral? ¿Seguro que se iba a reabsorber? Debía confíar, lo sabía, pero tenía semejante susto encima que los ratos que estaba sola, no paraba de llorar o de pensar en la muerte.

Me tomaban la tensión cada hora, me ponían medicamentos más fuertes, me daban pastillas... El primer día fue caótico. Apenas pude dormir. Me visitaron mi marido y mi madre en diferentes turnos. Fue duro. El segundo día, lo pasé algo mejor, los médicos alucinaban con la mejoría y mi familia sé que lloró al ver que yo ya tenía la vista mejor y tenía color en la cara. Las enfermeras eran realmente encantadoras y se les notaba la vocación por el trabajo. Intentaban calmarme constantemente, me visitaban e intentaban ponerme cómoda para que la tensión se regulase sola... No tengo palabras para expresar lo bien que se portaron. Aunque me tenían medicada por todas partes, tanto por vena, como oralmente, debo reconocer la gran labor humana que hacen. Recuerdo con cariño a todas, sin excepción. El trato en la UCI, era realmente tranquilizador, ni una mala cara, todo muy humano. Las enfermeras y los médicos intentaban tratarte de la mejor forma posible, y explicarte las cosas para que no tuvieses miedo. Aunque por dentro yo seguía temblando como una hoja. El miedo a que volviese a darme otro ataque, era demasiado.

Al día siguiente, volvieron los médicos y me dijeron que iban a intentar quitarme la bomba. Era el tercer día y la tensión empezaba a no pasar de 14, lo cual era realmente bueno. Pero claro, seguían teniendo miedo de que al quitarme la bomba, volviese a subir. Por lo que desde las ocho de la mañana, empezaron a rebajar la medicación de la bomba. La verdad es que la enfermera que estuvo conmigo ese día, hizo lo posible por poder sacarme de la UCI. Incluso me dijo algo que se me quedará marcado para siempre: Tranquila, que si no conseguimos que vayas a la habitación hoy, tú verás a tu hijo. Te sacaré yo aunque sean diez minutos para que puedas tenerlo.

Esa frase, ese gesto y la forma en la que me lo dijo, me hizo ver que realmente le preocupaba mi estado de ánimo, ya que yo estaba realmente deprimida. Sin embargo, gracias a esa chica y tras muchas subidas y bajadas, consiguieron estabilizarme la tensión. Cuando me dijeron que iban a quitarme la bomba, rompí a llorar. Me lo dijeron justo cuando mi marido entró a verme con un pase especial de dos horas. Se pasó las dos horas conmigo y al final... Esa enfermera consiguió que me fuese a la habitación con mi hijo. No os podéis imaginar la sensación cuando lo cogí y pude verle. Creo que mi cara era un poema, porque en cuanto me lo pusieron en brazos, me derrumbé. ¿Os imagináis pensar que no ibais a ver nunca más a una personita que os necesita tanto?

Incluso la enfermera de la UCI, bajó a conocer a Ian. Realmente asusté a todo el mundo. Hasta la enfermera lloró. Sin embargo, ahí no acababa nada, porque debía seguir en observación. Ese momento, no lo olvidaré jamás. Volver a ver a mi hijo y tenerlo encima, con su olor, tan pequeñito... No le deseo a nadie esa separación. Porque aparte, estaba con los dolores por la cesárea. Y para colmo, no había podido darle pecho, que era lo que yo quería. Pero estaba viva, que era lo importante. Esa noche, mi bebé durmió pegado a mi, piel con piel. Intenté mantenerme despierta todo lo que pude, pero mi madre y mi marido fueron los que estuvieron atentos, ya que yo no podía apenas moverme. Aunque le di todos los bibes que pude y lo tuve todo el tiempo que pude encima.

A partir de esa noche, las cosas comenzaron a "mejorar". La vista la seguía teniendo mal, pero ya veía a una distancia más decente y cada vez podía levantarme mejor. No sabéis lo bien que me sentó poder darme una ducha en condiciones, lavarme el pelo, sentirme persona y poder estar con el cachorrito. Yo creo que estar con mi familia, me hizo mejorar. A partir de ahí, las pastillas fueron bajando, los días pasando y la cosa mejorando. Aunque pensaba que no iba a salir de ahí. Los médicos pasaban a diario: ginecólogo, neurólogo y nefrólogo. Cada vez me bajaban más la medicación, hasta que por fin me empezaron a quitar las grapas. Un día me quitaron la mitad, al día siguiente el resto... Y por fin me quitaron la vía que me llegaba al corazón y que habían dejado por si tenían que ponerme de nuevo una bomba. Ya que los médicos no quería pillarse los dedos si me volvía a subir la tensión.

Y ese mismo día, voy y me entero de que han ingresado a mi abuela una planta más arriba. Obviamente, no me lo querían decir, porque no querían que me subiese la tensión, pero lo escuché sin querer. Y fui a verla. Me dejaban salir a pasear, de hecho, me decían que era bueno, pero los mareos eran terribles. Tenía una infección de colon. Por lo que iba a pasarse unos días ahí.

Y después de estar desde el día 30 en el hospital, el día 12 de enero, apareció un ángel en forma de médico para darme lo que tanto esperaba: El alta. Por fin me iba a casa. Después de tantos días de sufrimiento, por fin iba a volver a mi comodidad. Y al fin, mi madre podría respirar tranquila, mi marido podría dormir y comer en condiciones. Y mi hijo iba a conocer su casa. En realidad, me sentía fatal porque mi abuela estaba ahí, pero... ¿Cómo no iba a estar contenta de ir a casa? Los médicos me habían salvado la vida, aun a pesar de ir medicadísima e iba a poder ver a mi hijo crecer.

El día 12 de enero a las 10,30 am, me dieron el alta. Iban a tardar en darme todos los papeles, por lo que decidí darme una ducha en condiciones, arreglarme un poco y quitarme por fin el feo camisón de hospital. Después de un par de horas de espera, apareció un enfermero para decirme que antes de irme, debía hacerme una resonancia magnética. Ya que el neurólogo lo había solicitado para descartar algún daño y así poder estar tranquilos completamente. Porque el TAC salió bien, pero claro, en una resonancia, sale todo mejor.

No sé si alguna vez he dicho que soy claustrofóbica, por lo que la resonancia no me hizo ninguna gracia. Me tuvieron ahí metida 30 minutos e intenté no vomitar y no ponerme a gritar por el pánico. Sabía que si lo hacía, iban a tardar más o tendrían que repetirla. Pero aguanté volver a ponerme camisón de hospital, que me metiesen en el tubo y que hiciesen lo que tenían que hacer. Los médicos hicieron que todo fuese lo más cómodo posible y estoy agradecida, pero doy gracias de no seguir en el hospital.

Los hospitales no solo consumen al paciente, sino a los familiares. Quitan vida a la gente y eso hace que el paciente se sienta peor. No solo porque yo quería que mi familia estuviese, porque tenía miedo de estar sola. Sino, que por ese egoísmo de no querer estar sola, mi marido y mi madre, estaban durmiendo y comiendo fatal. Que sé que ellos se quedaban encantados conmigo, porque también habían pasado mucho miedo, pero me sentía fatal porque tuviesen que quedarse conmigo las 24 horas. Y aparte comían solo porquerías o bocadillos. Era terrible. Por lo que, aunque ya se lo he dicho a ellos, no puedo dejar de dar las gracias a mi familia. Por no haberme dejado sola en ningún momento, por haberme aguantado todos los llantos, el miedo y la sensación de muerte que se cernió sobre ellos en tan solo unas horas. Unas horas que lo cambiaron todo. Ahora voy a tomarme la vida de otra manera e intentar disfrutarlo todo mucho más, porque estar al borde de la muerte, te cambia. Mucho.


Continuará...
¡ME VOY A CASA! 

10 comentarios:

  1. Es muy fuerte todo lo que contaste, me alegra muchísimo que esto haya sido una historia con final feliz. Que disfrutes mucho a tu bebé y a tu familia, que tan bien te cuidaron.
    ¡Besos!

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    1. gracias, Cyn. Si, es una suerte que ya todo haya pasado. Ahora solo voy a intentar superar y tenerlo como un vago recuerdo. ^_^

      Un besote!

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  2. Chiquilla, sí que lo has pasado mal, menudos días. Menos mal que diste con esa enfermera que era un primor de mujer, no la olvidarás nunca.
    Un besazo!

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    1. Será imposible olvidarme de ella. De hecho, en la p´roxima visita que tenga, me gustaría ir a verla y llevarle algún detalle. Veremos que se me ocurre.

      un besoooo

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  3. Se me ponen los pelos de punta... ojalá hubiera podido estar ahí contigo. Ojalá fuera tu hermana de verdad para poder haberos ayudado.
    Te quiero guapa

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    1. Aunque no seas hermana, sé que te has preocupado como si lo fueses. la sangre no hace a la familia y tú formas parte de la mía.

      TQ

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  4. (。◕ ‿ ◕。)/ Holaaa!!!
    que felicidad que esto haya terminado con un final feliz, me alegra un monton que te hayan tratado muy bien en todo aspecto que admirable esa clinica, con respecto a las resonancias yo no soy claustrofobica pero tuve que hacerme una por mi enfermedad duro una hora y tuve que cerrar los ojos porque me dio bastante miedo estar ahi :c

    pero bueno espero actualmente este todo mucho mejor le has ganado a lo peor y de eso debes sentirte orgullosa y bendecida por los medicos y enfermeras!


    Ten bonito día espero puedas pasar a visitarme un abrazo!

    穛 S4Ku SEK4i®

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    1. Si, yo gané, pero por un momento, pensé que no lo haría. Ese hospital ha sido una bendición.

      Un besote!

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  5. Me dejo impactada por lo que pasastes. Pero al final, veo que estas mejor y feliz. El angelito es hermoso, yo lo veo y me da ternura, como no te habrás sentido al cargarlo por primera vez, debió ser una sensación celestial.
    Te deseo muy buena recuperacion, cuidate y toma tu reposo.
    Bso

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    1. Entiendo tu impacto. Si yo hubiese leído algo así sobre cualquiera, me habría quedado igual. Por suerte, aquí estoy. Vivita y coleando. ¡Y pienso dar mucha guerra!

      Un besote!

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