¡Buenos días!
Si, hoy escribo más pronto, porque estoy malita. Y seguramente luego, no tenga muchas ganas de escribir. Que ya se sabe que por las noches, pega el bajón y para colmo no puedo tomar medicación. Estar embarazada tiene inconvenientes, ¿eh? Tengo la garganta dolorida y estoy a base de leche calentita con nesquick. ¿Qué remedio? *Suspiro* Al menos, no voy a morirme, solo espero que no me pegue fiebre. Ya que soy contraria a medicamentos, pero cuando me quedo con la voz como un camionero fumador, me da mucha rabia. Además, que he dormido fatal. Vamos, el colmo de los colmos. Si no salgo de una para meterme en otra. Espero no ponerme peor.
Bueno, el capítulo de hoy es algo más largo, así que veremos que os parece. Como siempre ,si no habéis leído alguno anterior aquí los tenéis.
Enferma de amor 1
Enferma de amor 2
Enferma de amor 3
Enferma de amor 4
Enferma de amor 5
Enferma de amor 6
Capítulo
7
¿Izan?
Intenté
mantener la compostura y seguir hasta el altar. Me puse al lado
correspondiente e intenté no mirarlo, pero era inevitable. Buscaba su
mirada como una desesperada. A su lado vi a una mujer rubia, pintada
de forma vulgar con un vestido rojo. Pensé : ¿Cómo ha podido venir
con ella?
Su
cara desde que me había visto, había cambiado. Tenía la mirada
triste y perdida. No me miraba y agachaba la cabeza de tanto en
tanto. Sabía que tenía que estar avergonzado, pero... ¿Qué
diablos hacia en la boda de mi mejor amiga? De pronto, miré a Gregory
,que miraba a Taya con el amor con el que un hombre debe mirar a una
mujer. Sentí nostalgia, sentía que me iban a quitar a mi mejor
amiga y ya no la vería tanto como antes, pero ella era feliz y era lo
importante. Entonces me di cuenta de que debía ser amigo de Gregory
,ya que estaba en su parte de invitados. Me sentí tonta por no haber
pensado que se podían conocer, ya que los dos trabajaban en la misma
clínica, pero en distintas plantas. La música dejó de sonar y el
cura comenzó a hablar. Cuando empezaron a decir los votos ,se me
encogió el estómago. Comenzó Gregory...
“Yo,
Gregory House, te quiero a ti, Taya Meries, como esposa
y me
entrego a ti,
y prometo serte fiel...”
Cuando
pronunció esas últimas palabras ,no pude evitar mirar a Izan. Me
sentía avergonzada ,y él agachó la cabeza en señal de
arrepentimiento. Las lágrimas resbalaron por mis mejillas, todos
pensaron que era por la boda, y en parte si lo era, pero Izan estaba
allí...La persona a la que mas había amado jamás y a la que mas me
había defraudado nunca...
“...en
las alegrías y en las penas,
en la salud y la enfermedad,
todos
los días de mi vida...”
Cuando
llegó el momento de Taya, noté que estaba a punto de llorar.
“Yo,
Taya Meries, te quiero a ti, Gregory House, como esposo
y me
entrego a ti,
y prometo serte fiel
en las alegrías y en las
penas,
en la salud y la enfermedad,
todos los días de mi vida.
..”
Cuando
llegó el momento del beso, recordé el beso cálido de Izan en la
clínica. Y lloré, lloré y volví a llorar. Abracé a mi amiga, tras
susurrarle que la quería muchísimo y que esperaba que todo le fuese
bien en su nueva vida. Los novios se fueron en la limusina hacia en
hotel en el que se realizaría el convite. Cuando todo el mundo había
salido de la iglesia y solo quedaba yo, me fui hacia uno de los
bancos. Nunca había sido creyente, pero en ese momento necesitaba
desahogarme y hablar. Me arrodillé y recé, recé para olvidar el
dolor que Izan me había causado, recé porque a mi mejor amiga le
saliese todo bien y no tuviese ninguna decepción y recé por mi...
Porque no soportaba el hecho de seguir enamorada de alguien que me
había echo sufrir tanto...
De
pronto, una mano fuerte tocó mi hombro. Sin girarme supe quien era.
Ese perfume, ese tacto... Recé para que fuese un sueño, pero no. Ahí
estaban esos ojos verdes que suplicaban perdón. Me odié por ser
cruel con él, pero no podía evitarlo.
-Suéltame.
-Dije en voz baja.
-No, no
te voy a soltar hasta que no me digas porque llorabas en el altar.
Estoy seguro de que no me odias... No puedes odiarme...
-Te
odio, déjame. -Aparté su mano de mi hombro e intenté salir
corriendo ,pero fue en vano. En dos zancadas ya me había cogido. Me
sentí ridícula a su lado. Yo era menuda a su lado, pequeña y
bajita, mientras que él tenia una presencia embriagadora.
-No
me odias... -Al ver mi cara dijo: -Por favor, no me odies...Te
quiero.
No
sé por que ni como llegué, pero le solté una bofetada y le dije:
-NUNCA,
¿ME OYES? ¡NUNCA REPITAS ESAS PALABRAS,MENTIROSO! -Me giré y salí
corriendo. Dejando a Izan en la iglesia y con la cara roja por mi
bofetón.
Cogí
el coche llena de rabia, no pisé el acelerador porque me supe
controlar, pero tenia ganas de estrellar el coche conmigo dentro.
Llegué al hotel acalorada y al ver a los invitados, decidí ir al
tocador antes. Como temía, tenía todo el rímel por la cara y los
ojos hinchados. Me limpié y me perfeccioné el maquillaje hasta
parecer de nuevo una persona normal. Cuando entré a la sala, todos se
me quedaron mirando y con razón ,era la última en entrar y tenía
que sentarme en la gran mesa principal, con los novios. Vi que
también faltaba un asiento,Izan... Le pregunté a Taya y me dijo lo
que no esperaba.
-Falta
Izan, el primo de Gregory.-Dijo contenta.
En
ese momento me quedé helada, cuando lo vi aparecer en la puerta con
la parte izquierda roja como un tomate me miró y se giró
sonriéndole a su primo Gregory...
Después
de el convite, los novios se iban a marchar de luna de miel
directamente. Acompañé a Taya a la habitación que habían
reservado para poder cambiarse y dejar las cosas y se puso un vestido
blanco corto, junto con un chal negro, ya que hacia frío. Ella fue
la que habló primero.
-¿Qué
te pasa con Izan? Pensaba que tu médico te gustaba y quería darte
una sorpresa. Por eso no te dije que venia a la boda.
-Y
me gustaba, pero no sé... Ya no le veo la gracia. Supongo que solo me
gustaba porque conmigo era muy amable.
-Sí, pero
aparte de amable, es muy guapo, Alex.
-De
la guapura no nace todo, Taya. Además si no voy mal, es un hombre
casado.-Dije intentando mantener la compostura. Decirlo en voz
alta, me hacía daño.
-Puede
ser... Es tan guapo...
-Bueno, bueno...
¡Qué te acabas de casar!- Dije intentando sonar bromista.
-Lo
sé, pero eso no significa que tenga una venda en los ojos, Alex.
¡Vamos, anímate! ¡Ataca,Alex! Hacéis buena pareja...-Dijo dándome
un pequeño empujoncito con el hombro.
Le
sonreí, pero mi mirada se notaba triste. Bajamos al gran salón y
Gregory se quedó pasmado al ver a su reciente esposa. Solo tenía
ojos para ella, eso era lo que cualquier mujer deseaba. Y de
pronto, cogieron el coche para irse a su luna de miel. Se acaba de ir
mi amiga, mi hermana...
Recogí
mi bolso ,me despedí de sus padres y de todos los conocidos y me fui
hacia el coche. Noté que alguien me seguía, me giré y de pronto me
encontré aplastada por Izan en mi coche.
-¿Qué...?
¿Qué...haces?-Dije tanto sorprendida como un poco asustada.
-Lo
que debí hacer hace mucho tiempo.
Me
besó, sí... Me besó como jamás lo había echo. Sin cuidado ,sin
pausas...Todo era energía y pasión. En principio, quise resistirme,
pero en cuanto noté el calor de sus labios, me dejé llevar. ¿Qué
tenía ese hombre que hacía que me cegase por él?
Dejé
mi bolso caer y rodeé su cuello con mis brazos ,me sentía en el
paraíso, me olvidé de todo. Cuando el beso paró, algo en mi no
quería parar, pero sabía que lo que estaba haciendo, estaba mal.
-Izan...-Susurré.
-Nunca,¿me
oyes? Jamás vuelvas a decirme que me odias.
-No...
-No sé porque estaba tan sumisa, pero no me importaba. Estaba con
él, con el único amor que había tenido. Al único que le había
entregado mi corazón.
No
supe que decir ,nos quedamos mirando y él se agachó, recogió mi
bolso y me llevó de la mano hasta su coche. No pude decir nada. Me
subí automáticamente y no dijimos palabra durante el trayecto. Al
detener el coche, nos paramos en un caserón antiguo con grandes
ventanales y balcones estilo barroco. Era precioso.
-¿Es...Tu
casa?-Conseguí decir.
-Sí, vamos.
-No.
¿Y tú mujer? -Dije sin muchos ánimos.
-No
te pongas difícil, Alex. Ven conmigo.
Aunque
a regañadientes ,salí del coche. Lo seguí y entramos al gran
caserón. Estaba decorado de una forma muy elegante ,pero solo había
fotos de Izan y de su familia, ninguna foto de boda, ninguna foto de
su mujer... Revisé la casa con la vista y entramos a una pequeña
habitación, que resultó ser su despacho. Me dijo que me sentase y
me entregó un documento... Un acta de divorcio. Lo miré aturdida y
vi que estaba firmada por los dos cónyuges. No estaba casado ,se
había divorciado. Me quedé mirando los papeles durante un buen rato
y aun no podía creerlo. Izan, estaba libre, pero aun me sentía
culpable porque hubiese engañado a su mujer estando casado ,aunque
estuviesen separados. El matrimonio para mi era sagrado.
-¿Y
bien?
-¿Porqué
no me lo dijiste?
-No
me dejaste.
-Pero...Pero...
-No, Alex, déjame
hablar. Llevo semanas intentando hablar contigo. Rechazas mis
llamadas, no contestas a mis mensajes ni a los e-mails. ¿Qué quieres
que te diga? No me has dado otra opción que traerte para que lo
vieses con tus propios ojos. Si te lo hubiese llevado a la boda de
Gregory, probablemente ni los habrías mirado o tal vez lo hubieses
roto. -Dijo desesperado. Había pasión en sus palabras.
-Lo
hubiese leído.-Dije sabiendo en el fondo de mi corazón que
probablemente los hubiese echo pedazos y se los habría tirado a la
cara sin tan siquiera mirarlos.
-No.-Dijo
él, leyéndome el pensamiento.
Nos
miramos y me levanté intentando quitarme la vergüenza y lo besé.
Lo besé sincera, tranquila... Su beso comenzó lento, pero acabó
convirtiéndose en algo insistente y sabía que iba a pasar... Tenia
miedo, pero quería hacerlo. Lo miré y no sé si supo lo que quise
decirle con la mirada, pero paró.
-No...
-Dije casi en tono de súplica. Necesitaba sentir sus manos por mi
cuerpo, necesitaba sentirlo a él.
-¿Estás
segura de lo que quieres hacer? Luego ya no hay vuelta atrás... No
quiero que te arrepientas...-Dijo inseguro.
Agarré
su cintura y lo apreté contra mi. Nunca me había mostrado tan
descarada. Él me miró, sus ojos decían que sí ,pero sabia que su
razón le decía que no.
-No
puedo hacerlo ,no puedo arrebatarte lo que has guardado para esa
persona especial en tu vida.
-Pero...Te
quiero...
-Lo
sé, pero quiero que estés segura.
-Estoy
segura.
-Dejemos
que pase un tiempo ,¿vale?
-Sí...-Dije
apenada.Me había dejado con el calentón.
-
¿Quieres que estemos toda la tarde juntos?
Eso
me alegró, acepté. Me llevó por toda la casa y me enseñó
habitación por habitación. Cuando llegamos a la suya ,me quedé con
la boca abierta. Era una cama grande, como esas de las películas, tenía
como una cortina que rodeaba la cama para que no entrase la luz. La
habitación estaba decorada con un estilo renacentista, me enamoré.
Fuimos a un gran salón donde había un sofá en el que cabían por
lo menos siete personas, encendió la chimenea y nos sentamos. Empezó
a contarme que era descendiente de unos duques ,la casa tenia una gran
historia y su familia también. Me quedé prendada por la pasión con
la que contaba la historia. Cuando terminó me quedé abrazada a él
y hablamos de muchas cosas ,nos contamos nuestras vidas y de ahí
comenzó a contarme porqué se había divorciado...
Continuará...