Enferma de amor CAP.4

¡Ciao, mi gente! 

¿Cómo estáis? Yo hoy tengo una cara de muerto viviente que doy miedo. Menos mal que Halloween se acerca y me pueden confundir con una muerta. Mi querido hijo, no me deja dormir. A este paso acabaré poniendo un colchón en el baño. Paso más tiempo ahí que en cualquier otra parte de la casa. ¡Si es que es un amor! 

Pero aunque no me deje dormir, me muero de amor con él. Hoy ha empezado a dar patadas fuertes. De esas que te deforman la barriga y te dejan con la boca abierta. Mi novio flipaba pepinillos. Ha puesto la cabeza en la panza y le ha pegado. Me ha hecho mucha gracia, porque su cara de asombro era así O_O *Risas* Realmente, pasar por todo esto, vale la pena. Excepto por el acné. Eso lo llevo muy mal. De no tener ni un granito a tener una paella, la verdad es que jode. Pero es ley de vida. En cuanto nazca me pondré las pilas y me haré una exfoliación en profundidad. Quiero que me mimen, pero no me lo puedo hacer ahora, porque sería demasiado abrasivo para la piel. Y total, me volverían a salir. Así que... 

Y bueno, hablemos del tiempo. ¿Qué demonios le pasa al tiempo? ¿Y la lluvia que me habían prometido? ¡Hace calor! Vale, lo sé, yo tengo una mini estufa dentro, pero no cuenta. Hoy ha hecho un día para ir a la playa y no salir del agua. *Suspiro* Quiero frío. En fin, aquí os dejo con el nuevo capi de la historia. Espero que os guste. Y si queréis leer los anteriores click aquí: 

Enferma de amor 1

Enferma de amor 2

Enferma de amor 3

¡A leer!

Capítulo 4

Cuando desperté vi un sobre en la mesita. Lo cogí y vi su letra, perfecta e inmaculada.

“Te llamaré mañana...

Te quiero,Izan.”

Sus palabras me recorrieron el cuerpo...”Te quiero”... ¿Cómo podía estar pasándome esto a mi? Era extraño, me daba la sensación de que lo había soñado todo, pero esa nota confirmaba que no era así. Tocaron a la puerta, era mi madre.

-Cariño, te traigo la cena. Me he encontrado con el Doctor Phillype al salir. Me ha dicho que había pasado a verte, para saber como estabas y como te ibas recuperando. ¿Qué simpático, no? -Dijo enfatizando las últimas palabras.

-Sí, es un buen doctor. Mamá, no tengo hambre. Deja la bandeja ahí, comeré mas tarde.

-Como quieras. Si necesitas algo llámame,¿vale?

-Sí, gracias.

Salió de la habitación dejándome con mis pensamientos. No pude dejar de pensar en las palabras: “Creo que me estoy enamorando de ti” y “Te quiero”. Eran palabras que no esperaba de su parte.

Me levanté y me senté en el alféizar de la ventana, donde tenia mis cojines y algún que otro cuaderno escondido. Vi como las olas rompían y una tormenta se avecinaba. Unos relámpagos dieron luz a mi oscura habitación. Eran las once y de pronto el móvil sonó. Era un sms...

“No quería disgustarte, pero al parecer mis palabras lo han echo. Lo siento.Izan.”

Casi de inmediato contesté.

“No me has disgustado, simplemente me ha sorprendido...”

Esperé respuesta, pero no la obtuve. Apenas dormí aquella noche. Estaba incómoda. Necesitaba una respuesta, algo que me dijese que esto no había quedado así. ¿Lo siento? ¿Qué sentía? ¿Decirme lo que sentía por mi?... La situación era tensa y muy extraña ,pero no podíamos evitarlo. Había algo que nos impedía estar juntos, pero a la vez nos impedía estar separados.

Busqué mil razones, pero no encontraba ninguna. A las once de la mañana, lo llamé, no obtuve respuesta. No volví a insistir. Mi madre se fue a trabajar y yo me quedé sola en casa otra vez. Estaba agobiada y me decanté por salir un rato al porche. El cielo estaba nublado, por la noche no había parado de llover. Hacia viento y me puse la manta por encima. Aunque el mar estaba a unos cincuenta metros ,en fuertes oleada, algunas gotas salpicaban en mi cara. Estaba fuera con una taza de té y me quedé medio adormilada en el pequeño sofá. De pronto escuché un trueno mezclado con el motor de un coche. Abrí los ojos y lo vi. Era él quien salía del coche,Izan...

-¿Qué..Qué haces aquí?-Dije castañeando por el viento gélido que se había levantado.

-¿Qué hago yo aquí? ¿Qué haces tú aquí? Estás muerta de frío. ¿Cómo se te ocurre salir?

-Yo...Yo... -Lo miré atontada.

-Calla. Vamos dentro, no quiero que te resfríes. Bastante tienes con lo tuyo.

Me cogió de la cintura con mucho cuidado y me llevó hacia el salón con toda l paciencia que pudo. Aun me costaba caminar.

-¿Qué haces aquí?-Conseguí decir cuando me senté.

-He venido para hablar contigo. Aunque espero que esta vez no te pongas amarilla. -Dijo.

-Fue un lapsus. No me lo esperaba. -Temblé.

-Yo tampoco esperaba que pasase esto. Es lo mas raro que me ha pasado en la vida. -Se acercó mas a mi y noté su presencia demasiado cerca.- Nunca me había enamorado.

-¿Qué? -Parpadeé. ¿Lo había vuelto a repetir en mi cara?

-Nunca me había enamorado, hasta que te conocí. Me cambiaste... Hacías que el trabajo fuese mas soportable. Solo quería ir a tu habitación para saber como estabas, para estar contigo aunque estuvieses dormida. Me pegué noche enteras a tu lado y no te diste cuenta.

-¿Estuviste...conmigo?

-Una noche tu madre estaba agotada y yo quería estar contigo. Le prometí que cuidaría de ti, y eso hice. Me encantaba mirarte durmiendo. Siempre había pensado que eran idioteces, pero verte... -Me apartó un mechón de pelo de la cara y sonrió amargamente.- No sé que me pasa contigo, has roto mis rutinas, mi manera de pensar. Todo...

-Yo...Yo...No sé...No sé que decir,Izan. -Titubeé.

-Solo dime que tu también sientes lo mismo que yo, que lo que me dijiste ayer no fue una alucinación por el mareo... Dime que me quieres...

En ese momento, me bloqueé. No sabía si responderle o quedarme callada. Podía no sufrir, decirle que no le quería y así todo acabaría o podía decirle que le quería y jugármelo a todo o nada. No sabía que hacer.

Continuará...