¿En serio estamos en otoño? Ahora entiendo lo de "VEROÑO". Si es que como te pongas manga larga... Mueres. Y eso que casi estamos en noviembre.
Bueno, hoy hago 26 semanas de embarazo. Para todo hijo de vecino, eso serían 7 meses justos, pero no. 26 semanas en teoría siguen siendo 6 meses de embarazo. La verdad es que cuentan de forma más rara... Pero bueno, ya queda menos para que el enano salga. Como digo siempre, yo no estoy embarazada, yo me he comido al niño.
Bueno, ahí veis mi cara de loca. Podéis ver este tipo de fotos locas en mi instagram, que por si alguno no lo sabe es: IamMia91190 :)
Y bueno, vamos al lío, que sé que es lo que queréis. jojojo
Capítulos anteriores:
Enferma de amor 1
Enferma de amor 2
Enferma de amor 3
Enferma de amor 4
Enferma de amor 5
Enferma de amor 6
Enferma de amor 7
Capítulo
8
Cuando
comenzó me quedé helada, por una parte, no quería saberlo. Sin
embargo, por otra no podía evitar querer saber su situación...
-Anita,
me engañaba.- Sus palabras me dejaron boquiabierta. ¿Quién podía
engañar a un hombre como él? - Tardé casi un año en darme cuenta.
Nos casamos hace dos años. En principio, yo quería tener hijos, pero
ella no estaba dispuesta. Le insistí muchas veces, pero no lo
conseguía. Un día me dijo que sí, que estaba dispuesta a tenerlos.
Ese cambio, me hizo dudar, pero yo estaba feliz. Al principio, ella no
mostraba pasión, no mostraba nada. Y llegó un momento en el que la
notaba distante, fría. No conseguía quedarse embarazada y ya no
quería acostarse conmigo. Un día, vino diciendo que estaba
embarazada. Yo no conté el tiempo, al principio, y cuando me lo dijo
fue como un regalo, pero cuando me dijo que estaba de un mes y
medio, cuando yo sabía que no hacíamos el amor desde hacia al menos
dos y medio, comencé a dudar. No le dije nada, hasta que un día la
seguí. Y allí estaba ella, con su amante y el padre de su futuro
hijo. Se les veía muy felices y yo me había estado tragando sus
mentiras. Me acerqué a ellos y le dije a ella que no hacía falta
que volviese a entrar en mi casa. Mandé sus maletas a un hotel y no
la he vuelto a ver. Esa es mi historia.
-Oh, dios...
-Conseguí decir. - Es terrible.
-Lo
fue, pero ahora esta superado y te tengo a ti, mi niña preciosa.
-Sus palabras me recorrieron el cuerpo... ”Mi niña”... Sonreí y
me di cuenta de que ese era mi hombre, el hombre que siempre había
esperado.
Estuvimos
toda la tarde/noche juntos y fuimos a cenar. Sabia que todavía había
un dilema entre nosotros, la edad. Y sabia que a él eso le
preocupaba. Yo con solo veintiún años y el con treinta-y-siete.
Aunque él parecía mucho mas joven de la edad que tenia. Hacíamos
buena pareja. Cuando me dejó en el aparcamiento, me besó y me dijo
que me llamaría después del trabajo al día siguiente. Le sonreí y
me subí al coche. Cuando llegué a casa, recordé todos los momentos
que habíamos pasado desde que nos habíamos conocido. Sin ser pareja
habíamos discutido como tal, lo había abofeteado, nos habíamos
besado... Era como una película, pero al parecer con final feliz.
Al
día siguiente, me desperté perezosa, pero con una sonrisa en la
cara. Hacía mucho tiempo que no me levantaba así. Me duché y me
puse a estudiar. Aun me quedaba un semestre para acabar el tercer año
de universidad y todo estaba siendo muy complicado, porque con el
accidente había perdido mucho tiempo, pero lo iba a recuperar
pronto.
Estaba
a punto de llegar al primavera y por fin podíamos sacar las
camisetas tirantes y las faldas. Me encantaba el frío, pero la
primavera tenía lo suyo. Los colores, el olor del mar, el césped
recién cortado, el sol... Por el accidente me había quedado muy
pálida así que necesitaba una dosis de sol urgentemente. Mi madre
se había marchado con su novio unos días de vacaciones y tenía
toda la casa para mi sola. Como no habían vecinos que pudiesen
cotillear, me puse unas braguitas y salí a la terraza de mi
habitación. Había unas escaleras que daban a la de abajo, pero allí
no daba mucho el sol. No me eché crema ya que él sol no quemaba
mucho y me puse los cascos con la música. Me relajé tanto que no me
di cuenta de que había alguien observándome. Cuando noté que el
sol se tapaba por una sombra, abrí los ojos y a Izan mirándome con
una sonrisa curvada. Cogí en seguida una toalla y tape mis
pechos, aunque era una tontería. Una brisa me chocó la espalda y
tirité.
-
¡Izan! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?
-
Llevo tocando a la puerta casi media hora y te he llamado un montón
de veces. ¿Qué haces?- Dijo cogiendo la toalla y envolviéndome en
ella.
-Tomar
un poco el sol. Hacia calor y quería ponerme morena.
-¿Sí?
Pues pareces una gamba. ¿Cuanto tiempo llevas al sol?
-No
lo sé, una hora o así. - Creo...
-Ven,
dijo cogiendo el pequeño bote de crema que tenía en la mesa. Me
giró y me puso por la espalda y por el pecho. Aunque debería
sentirme como una cría por ello, me sentía doblemente excitada. Y
él parecía ir por el mismo camino. Una vez terminó me puso un poco
por la cara y me acarició. - Así estas mejor. No quiero que te
quemes. Aunque no lo parezca, el sol luego te afectará.
Me
puse como un tomate y me abrazó, mi cuerpo desnudo bajos sus brazos,
estaba protegido. Me besó la frente y me dio la vuelta para meterme
en la habitación. Cuando vi que se dirigía a mi armario y empezó a
rebuscar, me acerqué corriendo.
-¿Qué
haces? -Dije mirando como buscaba entre los vestidos.
-Buscando
un vestido apropiado para esta noche.
-¿Para
esta noche? ¿Qué pasa esta noche?
-Que
vas a conocer a mis padres.
-¿Hoy?
¿Tan pronto? Yo... No sé si estoy preparada.
-Si
estas preparada para estar conmigo, créeme que lo estas para conocer
a mis padres.- Cogió uno de mis vestidos.-Este. Ponte este.
-¿Seguro?-
Era un vestido negro de noche de tubo, justo cinco centímetros mas
arriba de la rodilla, palabra de honor, sencillo, pero elegante. Me
acerqué al cajón de los sujetadores y ya sin ningún pudor me quité
la toalla y me coloqué el sujetador.
Izan, me
observaba fascinado. Me ayudo a subir la cremallera. Me calcé los
tacones y me puse tan solo un poco de colorete. Cogí el bolso y el
chal y me miró.
-
Estas preciosa. Y me encanta que vayas tan natural, estás mejor que
maquillada. -Dijo, mientras me ponía un poquito de gloss en los
labios.
-Gracias.-
Dije aceptando el cumplido. “Menos mal que me he depilado esta
mañana”-Pensé suspirando.
Nos
dirigimos a su casa y mientras yo hacia un poco de té, él se iba a
cambiar. Cuando bajó vestido de traje y con corbata, se me cortó
las respiración. Me tomé el té con las piernas temblando. Me daba
vértigo ir al lado de un hombre tan apuesto. Sabía que íbamos a ir
a una fiesta que daban sus padres, lo que significaba que iba a estar
en la zona pija con gente muy refinada y sabía que más de una
posaría los ojos se posarían en Izan. Y no era de extrañar, tan
grande y yo tan menuda... Muchos pensarían que no pegábamos, pero
para mi, éramos la pareja perfecta. Al llegar a la mansión de los
Phyllipe, me sentí pequeña. Desde la puerta hasta la entrada,
estaba toda iluminada
por
antorchas. Delante de la puerta había una gran fuente, parecía más
un hotel de lujo que una casa. Me quedé anonadada, pero me encantó.
Un hombre se acercó a abrir la puerta e Izan salió. Habíamos
aparcado en otro lugar, muy distinto al de los demás.
-Buenas
noche,Izan.- Dijo el mayordomo.
-Buenos
noches,Edgar. ¿Qué tal? ¿Cómo están tus nietos?
-Muy
bien, ¿tú como estas? Ya era hora de que vinieses a ver a tus
padres. ¿Quién es esta dulce chica?
-Es
Alexandra, mi novia.
-Vaya,
es muy guapa. - Dijo mirándome y sonriendo. Era un hombre apacible y
parecía tranquilo.
-Gracias,
es un placer conocerle, pero me gusta que me llamen Alex. ¿Izan
porque me presentas como Alexandra?- Dije dándole la mano y mirando
a Izan riéndome.
-¡Y
encima es encantadora y con carácter! Es un placer,Alex.-Dijo
riendo.
-Lo
sé. He encontrado a la mujer de mi vida,Edgar. No sabes lo bien que
estoy.
-Alex,
no sabes que joya de hombre te llevas. -Dijo Edgar.
-Sí,
sí que lo sé. Ahora solo tengo un pánico tremendo a conocer a sus
padres.
-Tranquila, los
señores son muy buena gente.
-¿Dónde
está Thor?-Dijo Izan a Edgar.
-En
la parte de atrás.
-Luego
saldré a verlo.
-¿Quién
es Thor?
-Mi
perro. Lo tengo aquí, porque no paso mucho tiempo en
casa, últimamente.-Dijo mirándome y luego mirando a Edgar, añadió:
Edgar, vamos dentro. Cuando acabes, ves a por Mónica y os venís a la
fiesta un rato, ¿de acuerdo?
-Claro,Izan.
Mónica tiene muchas ganas de verte.
-Perfecto.
-Hasta
luego.-Le dije a Edgar.-Es un hombre encantador. ¿Lleva mucho
trabajando para vuestra familia?
-Casi
veinticinco años, él y Mónica, son el matrimonio perfecto. Son
cariñosos y afectuosos. Mónica me cuidaba y me daba clases de
inglés cuando mis padres tenían que irse de viaje.
-Vaya, parecen
muy buena gente. Y se nota que tú los quieres como si fuesen de tu
familia.
-Sí,
cuando mis padres no estaban, ellos se comportaban como tal. Me
encantaba. Bueno cariño, es hora de que conozcas a mis padres. -Dijo
cuando entramos a una gran sala, donde casi todos se giraron para
mirarnos...
Continuará...
Oh, pobre Izan desde luego vaya zorra de mujer que le ha tocado pero ahora y será feliz con Alex. Veamos que tal son los padres de ÉL, seguro que serán muy divertidos o quizás unos ogros...
ResponderEliminar¡Ya veré mañana!
TQ
Bueno ,ya estamos en la recta final de la historia jejejeej
Eliminar¡Oh! Toca los padres, dicen que son un amor y espero que lo sean con Alex, no vaya a ser como los doble cara (?)
ResponderEliminarEspero la continuación <3
¡Un abrazo!
Eso lo sabrás... ¡En cuánto lo leas!
EliminarUn beso
Anda, esto va que vuela! Pobre Izan, menudo palo se llevó con su ex.
ResponderEliminarY tu barriguita, viento en popa...está ya bien redondita!! Y tú, muy guapa.
Un besazo!
¡Aysh... ! Yo me veo como un orco de Mordor. xD pero se agradece el piropo.
EliminarUn besoteee
(。◕ ‿ ◕。)/ Holaaa!!!
ResponderEliminarDios que nervios!!! ya la llevo a conocer a sus padres yo estaría asustada sobre todo cuando son gente con mucho dinero kjajajaja muy buen capitulo como los demas!!!
穛 S4Ku SEK4i®
¡Tenía que conocerlos! jajajajaj Gracias por leerlo.
EliminarMuaaaaks
Muy oportuna la madre de la protagonista. Al irse le dejó la casa, para ella sola.
ResponderEliminarLas madres a veces son bien oportunas jejejej
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